lunes, 20 de febrero de 2012

¿Que eliges?

Actualmente la publicidad, los amigos y en definitiva la mayoría de la sociedad nos empuja a valorar más lo material que lo sentimental pero, ¿es lo más correcto?
Casi todo el mundo pensamos que una persona que lleva mejor ropa o que se junta con otra que tiene un mayor nivel económico es mejor que alguien con un menor nivel adquisitivo, y esto es algo que nos ha enseñado la sociedad.
Otras personas cuando deben elegir entre algo con cierto valor sentimental o algo de valor económico no tienen claro con que quedarse.
Pero no debemos olvidar que todo lo material acaba desapareciendo, que incluso cuando ya no estemos la gente nos recordara fundamentalmente por lo que fuimos, y si nosotros estuvimos preocupados de lo material y no nos centramos en los pequeños detalles, aquellos que pueden hacer felices a los demás, tal vez esa gente no tenga el mejor recuerdo de nosotros.
Está claro que el dinero, por ejemplo, te puede ayudar en muchas situaciones, y que actualmente como he dicho antes mucha gente te valorará por él, pero cuando eso desaparezca, ¿esa gente también lo hará? Seguramente si, y entonces solo te quedarán los recuerdos de esos momentos que pasaste.
Esta es la última escena de una película basada en el “cuento de navidad” de charles Dickens en la que se observa como el anciano lo comparte todo con otra familia más humilde, pero al principio de la película era un avaro sin amigos debido a que nunca pensó en los demás, sino que solo se preocupaba por su dinero.
En mi opinión se debe valorar más lo sentimental, ya que lo material es efímero y tarde o temprano desaparece, y creo que a toda esa gente que se deja llevar por cosas materiales no podemos llegar a conocerlas nunca realmente, pues no sabemos como serán cuando todo desaparezca, si nos abandonaran y todo se acabará. Así que no debemos dejarnos influir por la sociedad, sino que debemos ser nosotros mismos.

martes, 7 de febrero de 2012

La finalidad y sus medios

Hoy se me presenta la duda de si debo hacer todo lo que pueda para conseguir lo que quiero, lo que podría resumirse como: ¿el fin justifica los medios? Con esta frase se quiere decir que toda acción buena o mala será justificada por lo que se propuso en un principio.
Esta es una pregunta muy compleja y en la que hay que tener en cuenta varios factores como lo importante que es el fin, si esos medios afectan a otras personas, con que gravedad afectan a los demás…
Si los medios no afectan a ninguna persona, a ningún animal ni a ninguna zona común no existe ningún problema y puede hacerse todo lo que sea posible para conseguir el fin.
El problema aparece cuando estos medios si afectan a alguna persona pues entonces hay que tener en cuenta hasta donde queremos llegar o si seremos capaces a hacer algo que pueda afectar a otros. Llegados a este punto las opiniones son variadas ya que algunos piensan que eso no importa y que hay que hacer todo lo que sea posible para lograr nuestro objetivo, mientras que otros opinan todo lo contrario y que una vez que afecta a otros no se debe seguir adelante, o que se debe buscar otra forma de hacerlo.
Cuando los medios afectan a otros una forma de decidir qué hacer es pensar en que te gustaría que hicieran contigo, simplemente teniendo un poco de empatía podrías decidir que hacer.
Un ejemplo de este dilema es: a un hombre que vive con sus hijos y su mujer le ofrecen un ascenso por el que llevaba luchando mucho, trabajando mucho tiempo y sacrificando muchas cosas, ya que era una meta que se había propuesto. El problema es que para realizar este trabajo tendría que vivir en una ciudad que se encuentra a 700 Km. de donde él vive, y trabajaría todos los días excepto los martes y los jueves, por lo que no podría visitar a su familia. Y su mujer tampoco puede mudarse con él pues también trabaja en un puesto que le ha costado conseguir y sus hijos tienen allí a sus amigos y su colegio. ¿El fin de conseguir ese ascenso por el que tanto tiempo lleva trabajando justifica que deje a su familia y apenas pueda verlos?
En mi opinión el fin en la mayoría de las situaciones no justifica los medios, no cuando estos afectan a otras personas. Creo que no debemos pensar solo en nosotros mismos sino también en los demás y en el comportamiento que tenemos con ellos.  

domingo, 5 de febrero de 2012

“EL LOBO Y EL PERRO”


Cerca de un bosque, había una vez un lobo tan flaco que no tenía más que piel y huesos. Su flacura la debía, entre otras cosas, a que no se podía acercar a los ganados, pues estaban protegidos por los perros guardianes. Por eso, sólo de vez en cuando podía meterle el diente a un poco de carne.
Un día, el lobo estaba acechando el rebaño de ovejas, para ver si la suerte lo ayudaba y alcanzaba a cazar, encontró a un perro mastín que se había extraviado. El animal era rollizo y lustroso. Se veía que estaba bien alimentado. El lobo lo hubiese atacado de buena gana para servirse un buen almuerzo. Pero, con mucha sensatez, pensó que tendría que emprender una batalla y que el enemigo tenía trazas de defenderse bien.
Por eso, el lobo decidió acercársele con la mayor cortesía y entablar una conversación con él.
- Te felicito, amigo, tienes un hermoso cuerpo – dijo el lobo.
- Amigo lobo, tú no luces tan bien como yo porque no quieres – contestó el mastín.
El lobo lo miró asombrado.
¿Cómo que no quiero? A mí me gustaría estar tan bien alimentado como tú.
- Entonces, deja el bosque – repuso el perro-. Los animales que en él se guarecen son unos desdichados, muertos siempre de hambre. ¡Ni un bocado seguro! ¡Todo a la suerte! ¡Siempre al acecho de lo que sea!
- Es verdad – dijo tristemente el lobo-. Cada día que amanece, me pregunto si tendré un buen almuerzo. Y, cuando llega la noche, casi siempre me voy a dormir con la barriga vacía.
- Entonces, no lo pienses más – repuso el perro-. Sígueme y tendrás mejor vida.
- ¿Y qué tendré que hacer? – preguntó el lobo, que desconfiado, sabía que nada era gratuito en esta vida.
- Casi nada- repuso el perro-. Tienes que proteger la casa, perseguir a los ladrones, jugar con los de la casa y complacer al amo. Con tan poco como esto, tendrás a cambio, huesos de pollo, pichones y, además algunas caricias.

El lobo, al escuchar esto, se imaginó que tendría un buen porvenir y decidió irse con el mastín y ayudarlo a encontrar su casa.
Iban caminando, cuando el lobo advirtió que el perro tenía una peladura en el cuello.
- ¿Qué es eso? – le preguntó
- Nada – contestó el perro.
- ¡Cómo que nada! Si te veo el cuello pelado. ¿Por qué lo tienes así!
- Será la marca del collar al que estoy amarrado.
- ¡Amarrado! – exclamó el lobo- ¿Qué? ¿Estás amarrado? ¿No vas y vienes adonde tú quieres y a la hora que quieres?
- No siempre… Pero eso, ¿Qué importa?
- ¡A mí me importa! Mi libertad es más importante que tu comida. El precio que debo pagar por el alimento es demasiado alto. Y la libertad es el mayor tesoro que poseo en el mundo – dijo el lobo y se echó a correr. Aún está corriendo.

Jean De La Fontaine.